Con gran aprecio y gratitud me gustaría agradecer a todos los amigos del tango quienes me han dado su tiempo desinteresadamente para realizar este proyecto sobre Ricardo Vidort. Su estímulo, su conocimiento y su paciencia han hecho posible que yo pueda aperseverar.
Agradecimiento especial para éstos amigos que nunca conocieron a Ricardo (con la excepción de Jorge Midón) y sin quienes el libro no hubiera sido posible:
Carl Bogenholm por su total dedicación en ayudarme con la ciencia de la computadora
Alicia Lambré por las traducciones y una presencia incondicional en todos los momentos
Jorge Midón por las traducciones de los textos con una sensibildad excepcional
Anna Stąpór por traducir y editar hasta que no se podía más…
Orlando Turrietta por el trabajo intenso con los subtítulos de las filmaciones
También a:
Jill Barrett, Osvaldo Bottino, Cachirulo, Alito Candamil, Osvaldo and Coca Cartery, Luis Calvo, Oscar Casas, TangoCommuter, Tomás Alberto García, Liz Haight, Janis Kenyon, Norma Lavalle, Vilma Martínez, Gilda Ogas, , Chan Park, Myriam Pincen, María de San Telmo, Graciela Tierno, Muma Valino.
Los cuadros, la gentileza del Museo MANOBLANCA, Buenos Aires
Teague, Kosma, Felicja, mis tres hijos, del fondo de mi corazón agradezco su apoyo incondicional en mi camino y en esta experiencia.
Al conocer Ricardo, cada uno reaccionó de manera diferente.
Teague dijo: “Mamá, prepárate para lo más difícil”.
Kosma abrazó Ricardo sin reservaciones sonriéndome.
Felicja luchaba al principio con la idea de un hombre en mi vida … a Ricardo le di su cuarto, puesto que ella estudiaba en otro estado. En poco tiempo Felicja abrió su corazón incondicional para Ricardo.